miércoles, 19 de diciembre de 2012

El hilo de fuego

Con las palabras “Yo soy la verdad y la verdad mora en ti” aun repitiéndose como eco en mi mente nos desintegramos para viajar, según yo, al sexto chacra de la tierra. Para mi sorpresa no fue así. Na-Y y yo regresamos al “aquí y ahora” presente. Parecerían días los que estuvimos fuera, pero en realidad fueron minutos los que nos alejamos del patio de mi casa. ¿Por qué no continuamos hacia el sexto y el séptimo destino?-pregunté inmediatamente. Antes de visitar esos lugares, es necesario que tu verdad sea conocida por alguien más- me contestó señalando hacia la puerta trasera de mi casa- entremos a buscar a tu padre. Un sentimiento de ansiedad me recorrió el cuerpo, pero sin vacilar seguí la indicación que me daban. En el interior, sentado como siempre en la estancia estaba él. Una copa llena y una botella de brandy, descansaban en la mesita junto al sillón. Ahí también estaba la foto de ellos juntos. Su mirada estaba perdida hacia la nada. Es como si estuviera inmerso en sus recuerdos y en su dolor. Papá- dije en voz baja y titubeante- necesito que hablemos. Él no respondió y ni siquiera hizo el intento de mirarme. Quiero que conozcas a alguien- insistí aumentando un poco el volumen de mi voz- pero mi padre parecía no oírme. Entonces, Na-Y, con su voz grave e imponente dijo “Es tiempo de que conozcas toda la verdad sobre Ian y Yaxlen”. El nombre de mi madre fue como un dardo que se clavó en la espalda de mi padre. Inmediatamente y con un rictus de dolor en el rostro, él se giró hacia donde había salido esa voz y al encontrarse con mi acompañante palideció. Después, como si la rabia lo encendiera por dentro su cuerpo intentó abalanzarse sobre él y sus puños se apretaron, pero al cruzarse con mi mirada se detuvo y rompió su silencio. Salta a la vista el gran parecido de ustedes dos, supongo que ya te dijo quién es- dijo con su voz entrecortada. Sé quién es, pero no es quien tú piensas-respondí muy seguro- mi padre, aunque siempre lo has dudado, eres tú. Él solo compartió su genética para modificarme con un propósito más allá de toda imaginación. Mi madre estuvo de acuerdo, pero nunca te fue infiel. La expresión en el rostro de mi padre era de total desconcierto, abría su boca intentando articular unas palabras, pero nada salía de ella. Entonces Na-Y levantó su mano a la altura del pecho y de su mano derecha salió un hilo delgado de fuego, que lentamente se extendió hasta tocar el entrecejo de mi padre, quien estaba como congelado ante la situación. Nada malo va a pasarle, solo abro su mente para que pueda entrar la verdad- dijo tajante- . El hilo hizo escuadra en su frente y viajo hacia la mía. La transmisión de información había empezado.

1 comentario:

  1. Me encanta tu blog... queria felicitarte porque cada vez que puedo te leo :D Me encanta estas letras con fuego...(ver mas)

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