jueves, 29 de noviembre de 2012

Yaxlen


Na-Y y yo nos miramos fijamente. Su pupila vertical se iluminó y encendió mi memoria ancestral de nuevo. Esta vez el viaje fue en mi interior. El recorrido en mi cerebro me mostró, a cada chispazo, imágenes y sonidos del pasado. Entonces reviví la historia colectiva fragmentada. Presencié la construcción de las maquinas de piedra piramidales y circulares alrededor del planeta; vi como mis antepasados las usaban para vibrar en frecuencias altas y  entrar en estados alterados de conciencia, y para, ya iluminados, poder viajar por el espacio-tiempo. De pronto la velocidad de mi viaje disminuyó y se concentró en una geografía especifica; ahí fui testigo de cómo los habitantes de una cuidad entera vibraban reunidos alrededor de una pirámide. Una luz intensa descendía hasta la cúspide de la maquina de piedra. Su vibración y sus cantos eran celestiales y me estremecían. Sin aviso, y de  poco a poco, a veces en pequeños grupos, a veces solos, levantaban sus brazos al cielo y se desintegraban ante mi vista. Todos desaparecieron hasta quedar solo una figura ante la mole de piedra y cuarzo. Era una mujer de larga cabellera negra. Mi visión me acercó hasta que pude ubicarme a su espalda. Ella empezó a girarse hacia mí hasta que su dulce mirada se clavó en la mía y su hermosa sonrisa iluminó mi corazón. Era Yexalen, mi madre. – es tiempo de que hablemos- me dijo mientras tomaba mis manos para vibrar juntos hasta convertirnos en millones de chispas de luz para dispersarnos en un cielo intensamente azul.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Tercera Hebra


En la primera intervención agregamos 223 cromosomas al ADN de Ninmah, para dar vida a Adamus. En la segunda intervención, tomamos el hueso báculo de Adamus y de él le dimos vida a Ti-Amat. Con estas dos acciones iniciamos la evolución de la especie dominante del séptimo planeta. Todos tus congéneres quedaron con dos hélices activadas de su ADN. Las otras deberían activarse a través del trabajo espiritual. Hubo enviados para enseñarles a hacerlo en distintas geografías y épocas. Les ayudamos a construir máquinas piramidales y centros energéticos similares para tal efecto; solo unos cuantos entendieron y muy pocos pudieron cambiar su escala vibratoria para trascender. Como las cosas no sucedieron como lo planeamos y el tiempo se acababa, se hizo necesaria una intervención más para activar en ustedes la tercera hélice. Ya no queda mucho tiempo. El tiempo sin tiempo concluye. El regreso al origen está por comenzar y tú, Ian, eres parte importante de la era que dará inicio.

sábado, 24 de noviembre de 2012

el espejo


Había pasado más de una hora desde que la revelación me hiciera montar en cólera. Salí huyendo de su lado con una revolución en mi mente y en mi corazón. Por mucho tiempo pensé que una broma genética me había hecho infeliz, y ahora resultaba que el capricho del destino nada tenía que ver; era mas bien, un conejillo de indias o un ratón de laboratorio. ¿Por qué a mi?, ¿mi madre murió de causas naturales, o eso también había sido premeditado?, ¿a qué se refería él con “la tercera intervención”? Mi mente divagaba tratando de buscar respuestas a preguntas tan absurdas cundo escuché su voz tras de mí diciendo- te dejé que te calmaras un poco, pero ahora es tiempo de que hablemos- Al voltear, para mi sorpresa, el dueño de esa voz que había escuchado por tantos años, tenía un aspecto diferente. Frente a mis atónitos ojos tenía a un hombre alto, de tez blanca y de pelo rojizo y con los ojos aceitunados. Era como verme a mi mismo, pero 20 años en el futuro. ¿No me reconoces?- preguntó y continuó diciendo- Yo también soy tu padre y mis genes y mi memoria ancestral corren por tus venas. Una chispa eléctrica recorrió mi espalda, dio un toque en mi corazón y otro en mi entrecejo, mientras que de mi mejilla se escurría una respuesta líquida. Ahora frente a esta imagen de espejo, todo comenzaba a tener sentido.  

jueves, 22 de noviembre de 2012

La tercera intervención.


Fue mi cabello rojo, ¿sabes? Eso fue lo que hizo que mi padre dudara de serlo; bueno, tampoco me parezco en las facciones, ni en mi complexión a él. Ahora que lo pienso tampoco me parezco a ella. La conozco sólo por foto. Ella, como él, es bajita, tú lo has visto; yo soy alto y, a pesar de que no hago deporte, mi cuerpo parece de atleta.  Su piel es morena clara, la mía blanca; sus ojos obscuros como la noche y los míos de un verde claro aceitunado. ¿Por qué la genética me jugó esa mala pasada? Mi padre me quiere, a su modo, lo sé, lo veo aun en su mirada triste. A veces lo sorprendo arropándome por la noche, o mirándome fijamente sin razón alguna. Sus ojos se llenan de lagrimas y solo atina a decir “ese pelo encendido que parece de fuego” La genética no te jugó una mala pasada y tampoco tu madre le fue infiel a tu padre-me dijo- fuimos nosotros, fui yo. Tú eres parte de la tercera intervención. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

Adamus y Ti-amat


Cuando salí del trance sus ojos de pupila vertical me estaban mirando  fijamente y despedían un brillo especial. En  esta última conexión telepática vi, en brincos de imágenes, otra parte de la historia.  La Tierra, el planeta numero siete, como él le llama, ya estaba poblada por cientos de Adamus; ellos, clonados de la Gran Madre, habían sido creados como trabajadores primitivos, para extraer oro en Kemet, la tierra de los negros. El metal amarillo sería llevado a Nibiru, para ayudar a restablecer su atmósfera. Eran cientos, pero algo había salido mal. Ninmah, formaba clones incapaces de reproducirse y con algunos defectos para el oficio que se les necesitaba. Después de la primera intervención genética nació el primer Adamus mejorado. Los 223 genes agregados le dieron genitales, las escamas de la piel fueron substituidas por una piel tersa y cubierta de vellos, sus manos resultaron más aptas para la extracción del mineral preciado y su estructura cerebral era capaz de aprender y retener información. Pero aun faltaba algo por hacer. El nuevo Adamus no tenía una contraparte femenina para iniciar la población que se necesitaba; entonces vi a Enki intervenir de nuevo. Con un procedimiento similar al usado con la Gran madre, él extrajo el hueso báculo  del pene de Adamus 223, para ser modificado e implantado en Ninmah. De esta inseminación nació una fémina que podía ser fecundada sexualmente por Adamus. A esta mujer la llamaron  Ti-Amat, en honor al nombre antiguo del séptimo planeta. ¿Adán y Eva?-pregunté. Él por primera vez pareció sonreír y dijo – con la piel mas obscura y con mucho más vello del que te hicieron creer.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Enki


Los ojos de Enki se clavaron en los de Ninmah y en segundos ella se quedó quieta; después, el hijo de Anu, genetista Annunaki, rasgó con una de sus uñas afiladas el costado de la Gran Madre, lo suficiente para que su lengua viperina se introdujera un poco en la incisión.  La modificación inicial estaba hecha. En pocos días el costado de Ninmah se abultaría un poco, ella lo desprendería y Adamus 223 daría su primer respiro en el séptimo planeta.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Los Adamus





Al cerrar los ojos, una voz interior doble empezó a hablar, era como si mi voz y la de mi guardían hablaran al mismo tiempo. -La vida fue inyectada al séptimo planeta desde Nibirú con un ingrediente especial, la libre elección. Pasaron millones de años de nuestro tiempo para que todas las especies decidieran, mediante prueba y error, como crearse. Nuestra especie, la humana, se detuvo cuando Ninmah nació, pero la decisión fue incorrecta, a la vista de Anu. La Gran Madre, a diferencia de otras especies, se formó a imagen y semejanza de Anu, pero decidió reproducirse por escisión. Se  arrancó un apéndice de su costado y este se reconstruyó para dar vida a los Adamus. Ellos, clonados de Ninmah, también fueron asexuados. Fue entonces que los Annunaki visitaron nuestra tierra por primera vez para modificar los hilos de la vida.-De pronto una tercera voz me dijo- es hora de irse, el templo ya va a cerrar… seguro él ya escucho tus plegarias. Yo le respondí al Párroco: Sí, él ya me está contestando.

miércoles, 14 de noviembre de 2012


Es difícil tener 15 años. Es difícil ser huérfano de madre desde el nacimiento. Es difícil vivir con un padre que duda de su paternidad. De nos ser porque él se apareció en mi vida, la soledad me habría acabado hace mucho tiempo. Al principio, quizá por la edad, no cuestioné nada, todo se dio de manera natural, simplemente apareció y se convirtió en amigo y protector. (El psicólogo escolar dijo que era normal que tuviera un amigo imaginario.) Es ahora cuando las dudas asaltan mi mente. Todo en lo que creía empieza a desmoronarse ante mis ojos. Después de “los viajes” mi mente está hecho un reburujo. Hoy en el receso fui a la biblioteca y me leí todo lo que tiene que ver con la evolución de las especies, después, al salir de la escuela me detuve en la iglesia. Aquí estoy, sentado en un rincón, tratando de entender. Si Dios existe, entonces quiero que él me dé las respuestas. “La respuesta a todas tus preguntas está en tu interior” dijo él. Al voltear vi que una pequeña gárgola de piedra, sentada en la parte superior de una columna me sonreía. “cierra tus ojos, y permite que tu verdadero ser sea el que responda”.    

domingo, 11 de noviembre de 2012


El segundo viaje fue distinto. Sé que él estaba a mi lado, porque susurró algo al oído que no recuerdo, y de inmediato todo empezó a vibrar para desaparecer en los puntos de luz. En esta ocasión no visitamos un solo ahora. Fue una sucesión de saltos. Ante mi la visión cambió varias veces para mostrarme la maravilla de nuestro origen.  Hervores, erupciones volcánicas, descargas eléctricas bombardeando un caldo de moléculas. Millones de seres diminutos luchando en un juego de prueba y error por mantenerse con vida y desarrollarse. La aparición del primer ser capaz de autorepilcarse a partir de si mismo. La corteza terrestre separándose para dar inicio a los océanos y a las tierras altas. La ebullición del mar, vapor y lluvia interminable. La aparición de los vertebrados marinos, de los anfibios  pulmonares y su evolución a los primeros Terápsidos, los reptiles terrestres. Un ataque bacteriano y la aniquilación de los mas débiles; el desarrollo de los Saurios y su coexixtencia con los diminutos Cinodontes, los primeros mamíferos del planeta. El impacto de un gigante meteorito, una noche interminable, un inmenso frio. Y finalmente el sol reapareciendo para iluminar la faz del séptimo planeta; y ahí, sobreviviente del segundo holocausto, un pequeño reptil que de ser rastrero se incorpora para alcanzar con su mano el primer fruto, del primer arbusto, de la primera primavera. Mira-me dijo- ese es “el primer piel dura con interior de fuego” Es Ninmah, la Gran Madre, tú la conoces como Eva.  

sábado, 10 de noviembre de 2012


El “viaje” terminó como empezó. Al reintegrarnos tenía la sensación de haber estado lejos por horas, habían pasado escasos segundos. Antes de desintegrarse se hizo diminuto y me zumbó al oído:   -Descansa el cuerpo…- Yo terminé la frase… “pero que mi fuego interior nunca repose.” A la mañana siguiente lo que había visto durante el viaje me metió en apuros. En la escuela, el maestro de ciencias se refirió a la Tierra como el tercer planeta y sin darme  cuenta lo corregí diciendo “el séptimo”. Ante el asombro del maestro y las risas de mis compañeros solo acerté a decir: Todo depende desde dónde se cuente… desde el punto de vista del creado o del creador. La clase se quedó en silencio. El maestro se quedó contando planetas frente al dibujo del sistema solar que estaba en el pizarrón.

viernes, 9 de noviembre de 2012


En el principio, Anu, el creador de todo lo que es, expresó su intensión. El gran sol explotó, el séptimo planeta, convertido en una bola incandescente, encontró su lugar en el espacio y el fuego comenzó su cometido. Nada fue azar-me dijo- aun el caos tiene orden. Ninguna forma de vida de las que conoces hoy hubiera sido capaz de sobrevivir en la superficie de tú planeta de entonces, pero en aquel aparente desorden provocado por erupciones volcánicas, géiseres, bombardeo de meteoritos y rayos cósmicos provenientes de Nibirú, confluyeron todos los elementos necesarios para la vida.

Bajo mis pies, en el agua, miles de seres diminutos aparecían y desaparecían. Un espectáculo efervescente y multicolor se mostraba ante mis ojos atónitos. Los pequeños vivientes se partían en dos, y estos a su vez en dos, duplicándose, multiplicándose sin cesar. Apenas estaba formulando la pregunta en mi mente, cuando él me contestó: es la vida abriéndose paso, pero el proceso inició en un hoy anterior y es necesario que recuerdes.

miércoles, 7 de noviembre de 2012


El primer viaje- por llamarlo de alguna manera- fue de improvisto, al menos para mí. Ese día se apareció de un tamaño propicio para poder abarcarme debajo de una de sus alas. Pensé que volaríamos, pero no fue así; un calor intenso se produjo y empezamos a vibrar intensamente. Frente a mis ojos el patio de mi casa se fue desdibujando para convertirse en millones de puntitos de luz que giraban en grupos a una velocidad impresionante. No me pregunten porque, pero no tuve miedo, por el contrario, lo que parecía vértigo se fue convirtiendo en un sentimiento de dicha indescriptible. En segundos el espectáculo de luz disminuyó su velocidad y un nuevo paisaje se fue reconstruyendo. Un mar infinito color naranja, que parecía fundirse con el cielo, quedó bajo nosotros, que flotábamos unos metros arriba. Tampoco había diferencia entre las nubes y el vapor que el agua despedía. ¿Dónde estamos?- pregunté- , “Aquí y Ahora… Donde todo comenzó”

Los A-Nuná- Ki no medimos el tiempo así –respondió-, el pasado y el futuro se colapsan hoy. Tú envejeces porque aun no despiertas.

El cambia de tamaño y densidad a capricho. Puede materializarse  tan diminuto como un mosquito en la palma de mi mano,  o tan grande como para abarcar todo el cielo a la vista; a veces aparece como nube, a veces lo hace como piedra. Si quiero verlo basta que cierre los ojos y encienda mentalmente una flama dentro de mi pecho, del lado izquierdo. Si él quiere verme simplemente se hace visible en el lugar mas insospechado, eso si, me avisa; siento como un hilo de fuego recorre mi espalda en forma de espiral, de abajo hacia arriba, y al pasar por el corazón y al llegar al entrecejo, me deja sentir un chispazo de su energía. El tercer golpe de luz, el definitivo, se produce cuando se ha materializado y mi mirada se cruza con la suya. No siempre se muestra pero siempre está ahí.  Anoche, por ejemplo, mientras caminaba solo hacia mi casa, pude oír el aleteo de sus alas y sentir su respiración, cuando brincaba de árbol en árbol. Una bola de fuego hizo las veces del farol en la esquina más obscura del trayecto. Antes de cerrar la puerta pude escuchar a mi espalda que me decía: “Descansa el cuerpo, pero que tu fuego interior nunca repose.” Al voltear  ya no estaba ahí. 

No sé con precisión el día en que lo vi por primera vez, pero creo que siempre ha estado aquí. No me asusté, ni pensé tampoco que estaba soñando, es mas, tuve la certeza de estar mas despierto que nunca. Su mirada, profunda y milenaria, se clavó en mis entrañas a través de mis ojos. Su piel rugosa despedía un olor  a musgo y ceniza y curiosamente centellaba de vez en cuando. Sus alas se batían lentamente de arriba abajo y una pequeña porción de su lengua imitaba ese movimiento.  Emitía un extraño sonido similar, a un tiempo, a una campana de cristal, parecido, en otro, al crepitar de una fogata. Entre esta música gutural articulaba palabras que yo entendía. Me habló de un lugar llamado Nibiru. Dijo que yo perdí hace tiempo la piel dura, pero que el fuego aun moraba en mi interior.
Su enorme nariz rozó ligeramente mi cuerpo, para asegurarse que despertara. Un aliento tibio y azufrado me hizo consciente de que el fuego aun recorría mi interior. Al abrir los ojos solo pude percibir que una nube de humo azulado desdibujaba su silueta…